sábado, abril 10, 2010

Nuestro primer despertar (lóbulo izquierdo) [primera parte]

Los seres humanos tendemos a creer, por la necesidad de sentirnos seguros, y podemos a llegar a pensar sólo lo que deseemos o necesitemos pensar, ignorando la evidencia, o la falta de evidencia.

Para comprender el espacio neurológico, el doctor Leary asume que el sistema nervioso consiste en ocho circuitos potenciales, o “mecanismos” o minicerebros.
Cuatro de esos mecanismos se hallan en el lóbulo izquierdo:
I – El circuito de biosupervivencia: Es el primero en activarse al nacer. Programa la percepción en una especie de encasillamiento dividido en cosas buenas-nutritivas (hacia las que nos sentimos atraídos) y cosas peligrosas-tóxicas (de las que huimos o atacamos).
Este es el circuito de la “conciencia”, la sensación de estar aquí y ahora, en este cuerpo, orientado a la supervivencia corporal. (Cuando uno está inconsciente”, el primer circuito está anestesiado y los médicos pueden practicar cirugía sobre ti o los enemigos pueden atacarte, y no podrás evadirles ni huir).
II – El circuito emocional: Este segundo y más avanzado biocomputador se formó cuando aparecieron los vertebrados y empezaron a competir por el territorio. Es la metamorfosis del ser humano del arrastrarse hacia el andar. También corresponde al cambio del niño que empieza a andar y a tomar decisiones.
Este es el circuito del “ego” (importancia-no importancia) en el grupo o tribu.
III – El circuito de agilidad-simbolismo: Cerebro formado cuando los homínidos empezaron a diferenciarse de los demás primates y es activado cuando el niño, ya más mayor, empieza a manejar utensilios y a emitir señales laríngeas.
Este es el circuito de la “mente”, la capacidad de recibir, integrar y transmitir señales producidas por la mano homínida (artefactos) o por los 9 músculos laríngeos homínidos (habla).

La impresión de esos tres circuitos determina, aproximadamente a la edad de 3 años y medio, el grado y el estilo básico de confianza/desconfianza que colorearán la “conciencia”, el grado y estilo de agresividad/sometimiento que determinarán el “ego”, y el grado de habilidad/torpeza con que la “mente” manejará instrumentos o ideas.

IV – El circuito socio-sexual: Este cerebro es post-homínido, específicamente carácterístico del Homo sapiens, el hombre-mujer “domesticados”. Es activado en la pubertad, cuando las señales de ADN desencadenan la liberación glandular de productos neuroquímicos sexuales y se inicia la metamorfosis al estado adulto.
Este es el circuito de “la personalidad adulta”

Ninguna sustancia terrestre cambia las impresiones bioquímicas básicas. Las conductas que se desencadenan son las que se quedaron grabadas en el sistema nervioso durante los primeros estadios de vulnerabilidad a la impresión. El circuito II, el “ego”, exibe los juegos o condicionamientos aprendidos de los padres en la infancia. El circuito III “mente” nunca va más allá de las permutaciones y combinaciones de los túneles de realidad impresos originalmente, o de abstracciones asociadas con las impresiones a través de condicionamientos posteriores. Y así sucesivamente.