Los cuatro “cerebros” de la evolución futura (lóbulo derecho) [segunda parte]
Todo este robotismo cambia drásticamente y dramáticamente cuando volvemos hacia el lóbulo derecho, los circuitos futuros y las sustancias químicas extraterrestres.
V – El circuito neurosomático: Cuando este quinto “cerebro-corporal” es activado, se produce una conexión hedonista (doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida), una diversión extática, un desapego de todos los anteriores mecanismos compulsivos de los primeros cuatro circuitos.
Este quinto cerebro empezó a aparecer hace unos 4000 años en las primeras civilizaciones del ocio y ha ido incrementándose en el último siglo.
Se ha demostrado con electroencefalogramas que este circuito representa el primer salto del lóbulo izquierdo lineal del cerebro al lóbulo derecho analógico.
VI – El circuito neuroeléctrico: El sexto cerebro consiste en el sistema nervioso siendo consciente de sí mismo, independientemente de los mapas de realidad impresos de modo gravitacional (circuitos I-IV), e incluso independientemente del éxtasis corporal (circuito V).
Este es el circuito de “la conciencia de abstraer”. Es la “metaprogramación”, es decir, conciencia de programar la propia programación. Este nivel de funcionamiento cerebral parece haber sido constatado por primera vez aproximadamente unos 500 años antes de Cristo.
El circuito VI es la preparación para el paso siguiente, la comunicación interespecies con entidades avanzadas que posean túneles de realidad electrónicos (post-verbales).
El circuito VI es el “traductor universal” imaginado a menudo por los escritores de ciencia-ficción, incorporado ya en el interior de nuestros cerebros por la cinta grabada del ADN. Igual que los circuitos de la futura mariposa están ya incorporados en la oruga.
VII – El circuito Neurogenético: El séptimo cerebro entra en acción cuando el sistema nervioso empieza a recibir señales desde el interior de la neurona individual, por medio del diálogo ADN-ARN. Los primeros en conseguir esta mutación hablaron de “recuerdos de vidas pasadas”, “reencarnación”, “inmoratalidad”, etc.
El circuito VII está más oportunamente considerado, en términos de la ciencia, como el archivo genético. La memoria del ADN girando en espiral hacia atrás hasta el amanecer de la vida. Ahora podemos ver que esto es, también, una anticipación evolutiva, puesto que nos hallamos ahora mismo en el umbral de una longevidad prolongada que conduce a la inmortalidad.
La función evolutiva del séptimo circuito y de su evolutivo túnel de realidad, que abarca eones, es prepararnos para la inmortalidad consciente y la simbiosis entre especies.
VIII – El circuito Neuriatómico: Infra, supra y meta-físiológico. Un sistema de comunicación basado en la mecánica cuántica que no requiere un contenedor biológico.
Cuando el circuito de nivel cuántico, el espacio-tiempo es eliminado.
Cuando nuestra necesidad de una inteligencia superior, de una implicación más rica en el diseño cósmico, de una trascendencia ulterior, ya no sean satisfechas por nuestros cuerpos físicos, ni siquiera por unos cuerpos inmortales que esperan saltar a través del espacio-tiempo, el circuito VIII abrirá nuevas fronteras. Nuevos universos y realidades. “Más allá de la teología: la ciencia y el arte de convertirse en Dios”, como escribió Alan Watts.
Todos estos distintos niveles de conciencia y circuitos que hemos estado discutiendo, e ilustrando, constituyen impresiones bioquímicas en la evolución del sistema nervioso. Cada impresión crea un túnel de realidad mayor.
El programador aprende constantemente más, y es cada vez más capaz de ser consciente de sí mismo, de su modo de operar. Así, estamos evolucionando hacia la inteligencia-estudiando-la-inteligencia (el sistema nervioso estudiando el sistema nervioso) y somos más y más capaces de acelerar nuestra propia evolución.
Todo este robotismo cambia drásticamente y dramáticamente cuando volvemos hacia el lóbulo derecho, los circuitos futuros y las sustancias químicas extraterrestres.
V – El circuito neurosomático: Cuando este quinto “cerebro-corporal” es activado, se produce una conexión hedonista (doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida), una diversión extática, un desapego de todos los anteriores mecanismos compulsivos de los primeros cuatro circuitos.
Este quinto cerebro empezó a aparecer hace unos 4000 años en las primeras civilizaciones del ocio y ha ido incrementándose en el último siglo.
Se ha demostrado con electroencefalogramas que este circuito representa el primer salto del lóbulo izquierdo lineal del cerebro al lóbulo derecho analógico.
VI – El circuito neuroeléctrico: El sexto cerebro consiste en el sistema nervioso siendo consciente de sí mismo, independientemente de los mapas de realidad impresos de modo gravitacional (circuitos I-IV), e incluso independientemente del éxtasis corporal (circuito V).
Este es el circuito de “la conciencia de abstraer”. Es la “metaprogramación”, es decir, conciencia de programar la propia programación. Este nivel de funcionamiento cerebral parece haber sido constatado por primera vez aproximadamente unos 500 años antes de Cristo.
El circuito VI es la preparación para el paso siguiente, la comunicación interespecies con entidades avanzadas que posean túneles de realidad electrónicos (post-verbales).
El circuito VI es el “traductor universal” imaginado a menudo por los escritores de ciencia-ficción, incorporado ya en el interior de nuestros cerebros por la cinta grabada del ADN. Igual que los circuitos de la futura mariposa están ya incorporados en la oruga.
VII – El circuito Neurogenético: El séptimo cerebro entra en acción cuando el sistema nervioso empieza a recibir señales desde el interior de la neurona individual, por medio del diálogo ADN-ARN. Los primeros en conseguir esta mutación hablaron de “recuerdos de vidas pasadas”, “reencarnación”, “inmoratalidad”, etc.
El circuito VII está más oportunamente considerado, en términos de la ciencia, como el archivo genético. La memoria del ADN girando en espiral hacia atrás hasta el amanecer de la vida. Ahora podemos ver que esto es, también, una anticipación evolutiva, puesto que nos hallamos ahora mismo en el umbral de una longevidad prolongada que conduce a la inmortalidad.
La función evolutiva del séptimo circuito y de su evolutivo túnel de realidad, que abarca eones, es prepararnos para la inmortalidad consciente y la simbiosis entre especies.
VIII – El circuito Neuriatómico: Infra, supra y meta-físiológico. Un sistema de comunicación basado en la mecánica cuántica que no requiere un contenedor biológico.
Cuando el circuito de nivel cuántico, el espacio-tiempo es eliminado.
Cuando nuestra necesidad de una inteligencia superior, de una implicación más rica en el diseño cósmico, de una trascendencia ulterior, ya no sean satisfechas por nuestros cuerpos físicos, ni siquiera por unos cuerpos inmortales que esperan saltar a través del espacio-tiempo, el circuito VIII abrirá nuevas fronteras. Nuevos universos y realidades. “Más allá de la teología: la ciencia y el arte de convertirse en Dios”, como escribió Alan Watts.
Todos estos distintos niveles de conciencia y circuitos que hemos estado discutiendo, e ilustrando, constituyen impresiones bioquímicas en la evolución del sistema nervioso. Cada impresión crea un túnel de realidad mayor.
El programador aprende constantemente más, y es cada vez más capaz de ser consciente de sí mismo, de su modo de operar. Así, estamos evolucionando hacia la inteligencia-estudiando-la-inteligencia (el sistema nervioso estudiando el sistema nervioso) y somos más y más capaces de acelerar nuestra propia evolución.
