lunes, junio 20, 2005

Empiezan mis 33 años… físicamente hace unos días, espiritualmente empiezan ahora, ya que he utilizado los primeros días en balancear proyectos y propósitos. Esta es una ventana al mundo, tan pública como anónima, tan minúscula como imprescindible. Después de visitar un fragmento de esta vida que me ha tocado y de, poco a poco llegar a conclusiones, que por tal, no son definitivas, abro una brecha transparente a mi interior, donde expresar la fuerza de mis creencias como desahogo y como experiencia vital.
Hoy estamos en un ambiente social donde cada vez es más importante el lado visible de las cosas, la apariencia y la ostentación, donde casi nadie es capaz de hacer cosas buenas por hacerlas, porque deben ser así… se hacen por conseguir algo a cambio y justo en ese momento lo bueno se transforma en interés y por eso ya no es tan idílico, aunque intentemos convencernos de lo contrario. Con lo que cuento aquí hago un comino hacia lo invisible, hacia el mundo de los sentimientos, hacia mis reflexiones y dudas sobre el bien y el mal, un camino hacia la alternativa a todo lo que nuestros gobernantes quieren potenciar a toda costa, ese camino de único sentido que poco a poco nos van publicitando hacia el anti-espíritu.
Creo en todo lo intangible, creo en la vida mental y en la mutación de sentimientos, creo en que el ser humano es capar se formar su vida en el pensamiento y poco a poco sumar en la conciencia del mundo. Creer en algo es, de alguna manera darle vida. Todo lo que creamos en nuestra mente suma en la energía global. Nuestros pensamientos son alma del mundo y somos tan responsables de ellos como de nuestros actos. Somos lo que queremos ser.