miércoles, julio 12, 2006

La era del 0%

Ya tenemos Coca-Cola 0%, y con ella sigue desarrollándose el humano 0%. El perseguidor de las modas, de lo efímero, del no-compromiso, el apólogo de lo interesado, el hedonista de su cuerpo, el individuo formado para despojarse de valores relacionados con la moralidad o con la pluralidad.

Con el 0% nos subimos al carro de nuestros desarrollados americanos, la sociedad donde todo es tan rápido como trivial. Nos enamoramos, o hacen que nos enamoremos de una manera neurótica, de lo superficial. Nuestro nihilismo nos conduce a la debilidad, a los deseos caprichosos, a la exageración de los ideales materialistas, a ser esclavos de la ambición y de todo lo que es exterior a los sentimientos de uno mismo.

Nos conducimos en rebaños por las directrices de los medios de comunicación, y del “qué dirán”. Involucionamos a un modo de vida en que se premia comprar más y consumir febrilmente.

El ser humano de nuestra era 0% se reproduce destruyendo los recursos naturales del planeta, matando, robando y manipulando a sus semejantes.

¿Enamorados de la autodestrucción? No! Mejor, enamorado de la destrucción de nuestro vecino.

Hemos convertido las desgracias en nuestra cotidianeidad y eso hace que sigamos día tras día en nuestro carrusel desilusionador.

El humano 0% al principio resulta atractivo, fresco, divertido, pero después ofrece su auténtica imagen; un ser vacío, materialista, sin ideales, evasivo y contradictorio.

Debemos alcanzar el conocimiento, el despertar, la superación del Ego y los miedos que nos impiden reconocer nuestra verdadera naturaleza. Debemos salvarnos de nosotros mismos.

lunes, julio 03, 2006

Desde mi filosofía, desde mi aprendizaje, desde la alquimia de mi mundo y con mis palabras, explico mi manera de amar, mi manera de amarte.
Se trata de un esquema de pensamientos que no dejan de ser ideales, pero que indican la forma que poco apoco voy tomando y un proyecto variable por el que cada día lucho.


Mi manera de amar…

El mejor regalo que considero, me ha dado la vida, se llama amor. No lo considero como algo que sucede, sino que es algo que se crea. Y por lo tanto, tenemos el poder de crear vida.

Para amar realmente, debo conocer a la persona amada, comprendela y respetarla. En un proceso en el que su bienestar es mi preocupación y mi ejercicio. Debo mirarla por dentro (su naturaleza, su espíritu, su alma…) una mirada que sólo puede verse con el corazón.
Para ello, se necesita una entrega. No son, ni mucho menos, las relaciones las que nos aportan el amor. Somos nosotros los que ponemos el amor en las relaciones. Por eso, el amor empieza por uno mismo.


Pensamiento:
El amor empieza con el pensamiento, nos convertimos en lo que pensamos. Es fundamental y principio básico amarse a uno mismo, ser feliz en soledad y cuando uno se llena de cualidades positivas, está preparado para compartirlas con la persona que ama.

Respeto:
No se puede amar a nada ni a nadie que antes se respete. La primera persona que debemos respetar, también somos nosotros mismos. He comprobado precisamente, que cuando nos desagradan cosas de los demás, inconscientemente, son cosas que nos desagradan de nosotros mismos. Por lo tanto, el cambio debería trabajarse en nuestro interior y no deberíamos malgastar energías en cambiar a los de nuestro alrededor. No debemos ser activos en el aprendizaje de los demás, sino que debemos convertirnos en ejemplos, en espejos, en modelos a seguir…

Entrega:
El único camino de recibir amor, es dándolo. No debería existir el planteamiento de: cuanto puedo sacar de una relación, sino, cuanto es lo que puedo aportar a ella.

Amistad:
Para encontrar un amor verdadero, primero se debe buscar la amistad verdadera. El amor no consiste únicamente en mirar los ojos del otro, sino mirar juntos en la misma dirección. “La amistad es la tierra en la que la semilla del amor crece”.

Contacto Físico:
El contacto físico altera nuestro estado emocional y nos hace más receptivos al amor. El contacto físico hace que nuestro cuerpo sane y el corazón se enternezca. Al abrir los brazos, abrimos el corazón.

Desprendimiento:
Si amo a alguien, debo dejarlo libre. Si esa libertad hace que la persona amada vuelva, entonces puedo considerarla parte de mí. Incluso dentro de la relación, las personas necesitan tener su espacio. Unos más y otros menos, pero invadir ese espacio, sea el que sea, es perder el respeto a la persona y al amor. Debemos aprender a perdonar y a dejar ir nuestras heridas y dolencias del pasado. Cada relación es única y no se debe condicionar nuestro presente con nuestro pasado.
Como diría el Tantra: Amar significa desprendernos de nuestros miedos, prejuicios, apegos, ego y condicionamientos. Hoy dejo atrás todos mis miedos, el pasado ya no tiene poder sobre mí; hoy es el comienzo de una nueva vida. Cada día debemos aprender a morir y renacer.

Comunicación:
A medida que aprendo a comunicarme abiertamente y con sinceridad, la vida cambia. Amar es establecer comunicación directa. No quiero tener miedo a decir “Te Amo” e intento no dejar de tener la oportunidad de halagar. Cuando hay cosas que no me gustan de la persona amada, debo comunicarlo, sin reprimir, obligándome a buscar las palabras adecuadas que no hieran, hablando con amor, puesto que el amor transforma y el odio destruye.

Compromiso:
El tener una relación de amor, pasa por comprometerse a crear la relación que se quiere. Cuando estamos realmente comprometidos con alguien, abandonar nunca debiera ser la opción. El compromiso es la clave de las relaciones sólidas. El verdadero compromiso es tener claro que el amor que no se alimenta cada día, se pierde cada día, al igual que las plantas que no se riegan.

Pasión:
La pasión es la llama del amor. La pasión duradera se origina gracias a un profundo compromiso. La pasión se alimenta de un profundo compromiso, entusiasmo, interés, entrega y fascinación. Hay muchas cosas que crean pasión: como la espontaneidad, las sorpresas, los proyectos, las sonrisas…La pasión puede no acabarse nunca. (Esta conclusión es muy nueva para mi y la estoy desarrollando desde hace poco tiempo).

Confianza:
El amor no se puede vivir con sospecha, con ansiedad, con temor… porque el que lo reciba se sentirá emocionalmente atrapado y ahogado. El amor pleno, pasa por la confianza absoluta.


Si se desea una vida con amor, se debe renunciar a los miedos y no se deben dejar pasar las oportunidades. Amar significa vivir el presente, el aquí y el ahora.