La era del 0%
Ya tenemos Coca-Cola 0%, y con ella sigue desarrollándose el humano 0%. El perseguidor de las modas, de lo efímero, del no-compromiso, el apólogo de lo interesado, el hedonista de su cuerpo, el individuo formado para despojarse de valores relacionados con la moralidad o con la pluralidad.
Con el 0% nos subimos al carro de nuestros desarrollados americanos, la sociedad donde todo es tan rápido como trivial. Nos enamoramos, o hacen que nos enamoremos de una manera neurótica, de lo superficial. Nuestro nihilismo nos conduce a la debilidad, a los deseos caprichosos, a la exageración de los ideales materialistas, a ser esclavos de la ambición y de todo lo que es exterior a los sentimientos de uno mismo.
Nos conducimos en rebaños por las directrices de los medios de comunicación, y del “qué dirán”. Involucionamos a un modo de vida en que se premia comprar más y consumir febrilmente.
El ser humano de nuestra era 0% se reproduce destruyendo los recursos naturales del planeta, matando, robando y manipulando a sus semejantes.
¿Enamorados de la autodestrucción? No! Mejor, enamorado de la destrucción de nuestro vecino.
Hemos convertido las desgracias en nuestra cotidianeidad y eso hace que sigamos día tras día en nuestro carrusel desilusionador.
El humano 0% al principio resulta atractivo, fresco, divertido, pero después ofrece su auténtica imagen; un ser vacío, materialista, sin ideales, evasivo y contradictorio.
Debemos alcanzar el conocimiento, el despertar, la superación del Ego y los miedos que nos impiden reconocer nuestra verdadera naturaleza. Debemos salvarnos de nosotros mismos.
Ya tenemos Coca-Cola 0%, y con ella sigue desarrollándose el humano 0%. El perseguidor de las modas, de lo efímero, del no-compromiso, el apólogo de lo interesado, el hedonista de su cuerpo, el individuo formado para despojarse de valores relacionados con la moralidad o con la pluralidad.
Con el 0% nos subimos al carro de nuestros desarrollados americanos, la sociedad donde todo es tan rápido como trivial. Nos enamoramos, o hacen que nos enamoremos de una manera neurótica, de lo superficial. Nuestro nihilismo nos conduce a la debilidad, a los deseos caprichosos, a la exageración de los ideales materialistas, a ser esclavos de la ambición y de todo lo que es exterior a los sentimientos de uno mismo.
Nos conducimos en rebaños por las directrices de los medios de comunicación, y del “qué dirán”. Involucionamos a un modo de vida en que se premia comprar más y consumir febrilmente.
El ser humano de nuestra era 0% se reproduce destruyendo los recursos naturales del planeta, matando, robando y manipulando a sus semejantes.
¿Enamorados de la autodestrucción? No! Mejor, enamorado de la destrucción de nuestro vecino.
Hemos convertido las desgracias en nuestra cotidianeidad y eso hace que sigamos día tras día en nuestro carrusel desilusionador.
El humano 0% al principio resulta atractivo, fresco, divertido, pero después ofrece su auténtica imagen; un ser vacío, materialista, sin ideales, evasivo y contradictorio.
Debemos alcanzar el conocimiento, el despertar, la superación del Ego y los miedos que nos impiden reconocer nuestra verdadera naturaleza. Debemos salvarnos de nosotros mismos.
